Su nombre ya resulta evocador, suena a ritmo, a movimientos de cadera y a fiesta y en eso, precisamente, consiste su esencia. La samba es una danza de raíces africanas y fueron los esclavos negros los que la llevaron a Brasil, pero hablar de samba como icono, como principal representante, es hablar de Río de Janeiro. Instrumentos como el tamborim, el chocalho, el cavaquinho, el reco-reco y la cabaca son algunos de los responsables del particular ritmo y sonido de la samba, que suena a Carnaval y que tiene como subgénero conocido la popular “batucada”.
Después, dentro de la propia samba han ido surgiendo diferentes estilos y variedades. Las “escolas do samba” son los cuerpos de baile que practican esta danza y suelen aparecer en desfiles y fiestas acompañados de la percusión y representando, en muchas ocasiones, una historia: un samba-enredo.
¿Cómo se baila? La samba es un baile de tres tiempos marcados por un pie cada vez. Para iniciarse, se marca el paso hacia atrás, primero con un pie atrás y el otro delante y después se lleva el de delante hacia atrás y el de detrás hacia delante, es decir, se intercalan. También se puede iniciar haciendo ese paso, pero hacia los lados y siempre con los talones despegados del suelo. Una vez que se domina el paso básico, se empiezan a añadir movimientos de cadera. Los brazos están abiertos, a la altura de la cintura y acompañan el movimiento.
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